jueves, 12 de agosto de 2010

Una mezcla de ridículo e inocencia

Laura Freitas

Dicen los especialistas que nos hacen reír lo ridídiculo y lo inocente, principalmente lo inocente, así que lo que hacen los niños es siempre muy gracioso.

Según he leído, el secreto del éxito de Charles Chaplin, Carlitos, es que descubrió cómo exibir todo con una aureola de inocencia. La prueba es la escena del operario, que después de rodar un aparato durante muchas horas en la fábrica donde trabajaba continúa, en la calle, repitiendo el gesto. ¿No es una visión de un niño, sencilla, sin malicia?

La película Torrente, el brazo tonto de la ley, guión y dirección de Santiago Segura, que también actúa como el personaje principal, cuenta la historia de Torrente, un policía español, fascista, machista, racista, alcohólico e hincha del Atlético. A su vecino Rafi, al que le gustan las películas de acción y las pistolas, lo lleva a patrullar por la noche las calles de la ciudad.

¿Es cine basura?, ¿Su protagonista es un cerdo? Él proclama: "!Soy hombre! !Soy español! !Soy una puta máquina de matar!" Es, efectivamente, una caricatura: una comedia que mezcla lo ridículo y algo lo inocente, así lo creo.

El duo dinámico: un ex-policial decadente vulgar, grotesco, malo, sucio y muy ridículo y Rafi (Javier Cámara), un chaval con gafas, sencillo, tímido, bueno, inocente, - incluso es virgen -, (¿podría ser más inocente?)

Nosotros convivimos con las dos caras de la moneda. Algunos de sus rasgos están escondidos, encubiertos, y tal vez no son tan sucios, de tan mal gusto, tan exagerados ...
Escuché fuertes risas durante la exhibición de la película.

Hay que reirse. Es una parodia. Es una película para divertirnos.

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