jueves, 28 de julio de 2011

Bogotá, una ciudad vibrante y sorprendente

Fabricia Luque


No sé exactamente en qué momento me apasioné perdidamente por los países hispanohablantes de América Latina. Tal vez en la luna de miel en Buenos Aires, mi primera vez en el extranjero, o en los siguientes viajes que sigo haciendo a Argentina desde entonces. Es posible que ese sentimiento haya nacido en una de las casas de Pablo Neruda en Chile o en el mar caribeño que conocí al visitar México. Esa pasión me llevó a una de las decisiones más acertadas de mi vida, aprender español, lo que me posibilita comunicarme mejor cuando viajo.

Me encantaría hacer un viaje como el de Ernesto Guevara en su moto La Poderosa (Diarios de motocicleta), pero la falta de tiempo disponible y otras limitaciones me lo impiden. Aún así, sigo intentando aprovechar cada oportunidad de ausentarme de mi trabajo, las millas de las companías aéreas, los billetes baratos, las oportunidades buscadas en booking.com, para desvelar, poco a poco, este continente fascinante.

Con cinco días libres, elegí celebrar mis cumpleaños con mi marido en Colombia. Pese a que Colombia posee sitios lindos como Cartagena y San Andrés, como tenía en cuenta que debía hacer un viaje barato y sin prisa, opté por conocer solamente Bogotá.

Buscamos los datos básicos para el viajero: la moneda corriente en Colombia es el peso colombiano, con muchos ceros. El cambio para reales es aproximadamente 1000 para 1 (1000 pesos colombianos vallen 1 real más o menos). Bogotá está a 2.600 metros sobre el nível del mar, así que la temperatura media es cerca de 14º C, muy agradable.

La primera duda al planear el viaje fue: ¿sería mejor hospedarnos en la Zona Rosa o en la Candelaria? Mientras que la Zona Rosa es una región moderna, rica y bohemia, en la Candelaria están los museos más importantes (el Museo del Oro y el Museo Botero) y los edificios de estilo colonial español. Al final, elegimos la Candelaria.

Las buenas sorpresas empezaron cuando tomamos un taxi (son muy baratos) y llegamos al hotel. Los funcionários del hotel (Casa Deco Hotel) son muy amables y, pese al buen precio, el hotel es excelente: nos encantaron sus flores naturales, el desayuno riquísimo y su hermosa decoración.

La celebración de mi cumpleaños fue una cena en el romántico restaurante Casa San Isidro, ubicado en el Cerro Monserrate, donde se llega después de tomar un teleférico. La vista desde arriba es muy bonita, y la comida sofisticada y exquisita. Creo que gastaría por lo menos dos veces más en una cena semejante en Río.

Al día siguiente fuimos en busca de mi regalo de cumpleaños, un anillo de esmeraldas; que encontré en la tienda del Museo de la Esmeralda. Como Colombia es una region rica en esmeraldas, los precios de esa piedra son muy buenos. El viajero también tiene derecho a la devolución del IVA.

Conocimos el muy agradable centro histórico de Bogotá, la Catedral, la casa de Nariño (donde vive el Presidente), la Plaza Bolívar, los Museos Botero (con obras muy interesantes de ese conocido pintor nacido en Medellín) y el Museo del Oro (lleno de piezas de oro hechas antes de la llegada de los colonizadores); todos lugares imperdibles. En la zona histórica es notable la buena conservación de los edifícios antiguos en estilo colonial español.

También nos encantaron las buenas comidas de Bogotá. La cocina colombiana es muy rica y saludable. Sustituyen en general la harina por el maíz, como por ejemplo, en las empanadas. Hay muchas frutas típicas, como el lulo (o la naranjilla). Además, frutas como fresas y moras (las que los ingleses llaman berrys) son também frecuentes en las mesas de Bogotá a causa de las bajas temperaturas que propician el cultivo de ese tipo de frutas.

En un restaurante muy sencillo llamado Mama Lupe, cerca del Centro Cultural García Márquez, he comido la mejor costilla de cerdo hasta hoy en mi vida (¡me costó menos de 15 reales!). Saboreamos el café colombiano en tiendas de la red José Valdéz Café, muy similares a las de Starbucks. Para comidas saludables, hay una red con muchas tiendas en Bogotá llamada Crepes&Waffles, en la que son muy recomendables la carta de ensaladas, los crepes dulces y salados y los jugos naturales.

El más conocido restaurante de Bogotá se llama Andrés Carne de Rés. Es uno must go en la ciudad. Fuimos al original, en Chía, y en la sucursal en la Zona Rosa (Andrés D.C.). Se parece un poco a nuestro Rio Scenarium, lleno de color y de objetos nada discretos. Siempre les preguntan a los clientes si celebran algo. Si la respuesta es afirmativa, llaman a una banda, les hacen regalos…, es muy divertido.

Sin duda el barrio más animado de Bogotá es la Zona Rosa, el sitio de moda de la ciudad. Hay tiendas de marca, buenos restaurantes y muchos bares para tomar unas cervezas o unas copas.

La Zona Rosa, el barrio de moda de Bogotá

En cuanto a la seguridad, es opinión unánime entre los ciudadanos que después del gobierno del Presidente Álvaro Uribe Bogotá es una ciudad mucho más segura. Pudimos observar muchos policías en las calles, especialmente en la Candelaria, que es donde se encuentra la sede de la Administración. Aún así, no es recomendable caminar por la ciudad después de las diez de la noche, por lo menos en la Candelaria. En realidad, respecto al tema, me sentí como en Río.

Lo cierto es que lo que más me gustó de Bogotá fue la alegría y la simpatía de la gente, que sonríe todo el tiempo y sabe recibir bien el viajero. ¡Hasta los funcionarios de la Aduana son simpáticos!

En resumen, Bogotá es un excelente destino para el viajero. Lo pasamos muy bien en nuestro viaje. Leer más...

miércoles, 13 de julio de 2011

Por las calles de Barcelona en portugués

Daniella Wagner


Rafaela y Tamy delante de la Sagrada Familia:
guías presentan Barcelona en portugués a los turistas
Cambio. Esta fue la principal motivación que llevó a dos brasileñas a vivir a Barcelona. La arquiteta carioca Rafaela Mazzini, apasionada por Gaudí, se trasladó a la ciudad en 2007 para hacer un posgrado. Así que llegó, conoció a la pedagoga paulista Tamy Campagnola, que ya vivía allí hacia un año.

No tardó para que las dos empezaran a recibir correos de amigos y de amigos de amigos pidiendo pistas y ayuda para buscar hoteles, restaurantes y, si era posible, para llevarles a los mejores sitios de la ciudad sin pérdida de tiempo.

Pronto percibieron que había una oportunidad de negocio: mostrar a las personas interesadas una ciudad más accesible, con sus curiosidades, comidas típicas y lugares especiales, todo desde una mirada propia de quien vive allí. Fue así que en enero de este año surgió (oficialmente) la empresa Barcelona da Gema, que desde entonces ya atendió más de 110 turistas de todas las edades y regiones de Brasil, además de portugueses.


El público al que se dirige tiene una razón: es que la empresa ofrece sus servicios con guías hablando en portugués. Hay dos tipos de paseos que salen todos los días de la Plaza de Catalunya: Barcelona Histórica y Gran Barcelona.

El circuito Barcelona Histórica, que cuesta 18 euros, consiste en un recorrido de cuatro horas por los barrios Gótico y Borne que termina en la playa de Barceloneta, pasando por las Ramblas y la Plaza Real.

Rafaela cuenta, por ejemplo, que el Borne, ubicado delante del mar, es uno de los barrios más interesantes de la ciudad. Originalmente un barrio de gente pobre, pescadores y artesanos, que sufrió mucho con invasones y enfermedades, es hoy conocido por sus maravillosos restaurantes, tiendas muy diferentes de ropas alternativas y únicas, talleres, hoteles modernos, un lugar donde las personas se encuentran para salir de copas los fines de semana.

“El libro La catedral del mar, del escritor catalán Ildefonso Falcones de Sierra, cuenta la historia de estos pescadores que querían construir una catedral ya que, por ser pobres, no podían entrar en la catedral de la ciudad. Así construyeron con mucho esfuerzo y determinación la catedral Santa María del Mar, una de las catedrales góticas más lindas que he visto. Es emocionante visitarla después de leer el libro y saber cómo ha sido su construción”, recomienda la guía.

Catedral Santa María del Mar

El circuito Gran Barcelona, por 20 euros, se realiza utilizando los transportes públicos de la ciudad y su destino es la Sagrada Familia, el Parque Guell, Montjuic y Plaza de España, o sea, sus puntos turísticos más importantes. Hay aún paseos individuales, con guía exclusivo, hechos de acuerdo con los intereses y preferencias del cliente, que es buscado en el hotel donde está hospedado. Por la comodidad se paga un poco más: 40 euros/persona el medio periodo o 75 euros/persona por todo el día.

En el sitio de la empresa, en el que las socias publican curiosidades sobre Barcelona, los clientes pueden también dejar comentarios sobre los servicios. Un de ellos, el paulista Eramis Júnior, de Santos, destacó: “Con algunos kilómetros andados, sentimos sed y una vez más nuestra guía Rafaela nos sorprendió, llevándonos a conocer un bar muy tradicional que solo quien conoce bien a la ciudad consigue llegar hasta allá. Bebimos un cava bien helado y brindamos por nuestro maravilloso paseo por lugares desconocidos por los turistas.”

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Puedes tener otras informaciones en la página oficial de Barcelona da Gema en facebook. Leer más...

miércoles, 6 de julio de 2011

Comida y misterio

Laura Freitas

No escribo como experta en gastronomía, no lo soy, pero, sin duda soy glotona y curiosa, es como tal que os cuento mis andanzas en el King Crab, en el centro de Río.

Según su sitio en Internet, el restaurante de Río forma parte de una red extendida en Australia y Estados Unidos, cuya especialidad es el cangrejo de aguas heladas de Alaska, Patagonia, Chile y Brasil.

La decoración del King recuerda a un gran barco de pesca, muy de acuerdo con el tipo de comida que se ofrece en su carta.

La comida
Empecé por el bufé frío del salón, eligiendo crustáceos y moluscos, que me gustan, pero fríos no son tan buenos, y como plato principal preferí gambas con salsa de tomate y arroz con azafrán. Bueno, gambas son gambas pero estaban lejos de hacerme tilín.

Arte: Carolina Vital
El misterio
Más, mucho más que la comida, me encantó el maître, un señor mayor con un acento raro y el antiguo, tradicional y elegante uniforme negro con pajarita. Creo que había más reservas que mesas disponibles en el restaurante, lo que provocó esperas y, por supuesto, explicaciones del maître, que – seguro – no era brasileño, pero ¿de dónde era? ¡Qué duda!

Intentando descubrirle la nacionalidad, inventé preguntas para que me respondiera el maître, y para tirarle de la lengua, incluso ofrecí compartir nuestra mesa con una pareja. Pero no pude desvelar el misterio: ¿era portugués?, ¿italiano?, ¿hispanohablante?

En medio del misterio, vislumbré solamente una incipiente pista cuando él me agradeció mi ofrecimiento para compartir la mesa y dijo en un casi portugués: "Muy amável." ¿Sería un hermano argentino?

La curiosidad me persigue desde aquel día: sueño en volver al King Crab – no por la comida – sino para desvelar el misterio cuando le pregunte al maître, a tontas y a locas: "Perdone la curiosidad que me mata, ¿es usted chino?" Leer más...