jueves, 13 de octubre de 2011

La voz del poeta

Los Insistentes

Luis García Montero / Foto: Cíntia Paiva
La POESÍA es una de las manifestaciones literarias más antiguas que se conocen. Es difícil establecer su origen , se han estudiado inscripciones jeroglíficas egipcias del año 2.600 a.C., y se las considera las primeras poesías de las que hay registro.

Por definición, la POESÍA es la manifestación de la belleza a través de la palabra y es capaz de transmitir profundos sentimientos. Podemos conocer un poco de esta manifestación literaria en nuestros días gracias a los poemas de Luis Garcia Montero.

El poeta ha participado junto a su mujer, la escritora Almudena Grandes, en el Café Literario celebrado en septiembre en el Instituto Cervantes de Río de Janeiro. Publicaremos próximamente otros artículos sobre el evento.

Pincha aqui para oír cuatro de los poemas – Dedicatoria, En llamas, La inmortalidad y Primer día de vacaciones – en la voz del poeta.Y si quieres acompañar la audición leyendo los textos, pincha en Leer más.
 

Dedicatoria
Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.



En llamas
Canciones que no pueden ser cantadas,
banderas que me manchan con su sangre las manos,
libros oscurecidos por el tiempo,
plazas que sólo existen en las fotografías.

Como el águila vivo
en un bosque incendiado.
El brillo de mis ojos es de llamas extrañas.
Me persiguen las ascuas de una luz enemiga.

Y vuelo, vuelo,
sin un lugar a salvo, sin poder detenerme.

La inmortalidad
Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.


La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.


Primer día de vacaciones
Nadaba yo en el mar y era muy tarde,
justo en ese momento
en que las luces flotan como brasas
de una hoguera rendida
y en el agua se queman las preguntas,
los silencios extraños.
       
Había decidido nadar hasta la boya
roja, la que se esconde como el sol
al otro lado de las barcas.            

Muy lejos de la orilla,
solitario y perdido en el crepúsculo,            
me adentraba en el mar
sintiendo la inquietud que me conmueve
al adentrarme en un poema
o en una noche larga de amor desconocido.
     
Y de pronto la ví sobre las aguas.

Una mujer mayor,
de cansada belleza
y el pelo blanco recogido,
se me acercó nadando
con brazadas serenas.
Parecía venir del horizonte.
       
Al cruzarse conmigo,
se detuvo un momento y me miró a los ojos:
no he venido a buscarte,
no eres tú todavía.
    
Me despertó el tumulto del mercado
y el ruido de una moto
que cruzaba la calle con desesperación.
Era media mañana,
el cielo estaba limpio y parecía
una bandera viva
en el mástil de agosto.
Bajé a desayunar a la terraza
del paseo marítimo
y contemplé el bullicio de la gente,
el mar como una balsa,
los cuerpos bajo el sol.
      En el periódico
el nombre del ahogado no era el mío.
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jueves, 6 de octubre de 2011

Tierra de Mujeres: Los Mosuo


La etnia Mosuo y su peculiar modo de vivir es el tema del documental Tierra de Mujeres: los Mosuo, de la cineasta china Xiaodan He, hija de antropópologos y descendiente de una rama de este pueblo. Después de ver el documental, Mara Rigaud Pantoja, Saionara Mendes y Márcia Andréa dos Santos Paz han querido escribir sus comentarios para Los Insistentes:  

Mara Rigaud Pantoja

El documental Tierra de Mujeres trata de la etnia Mosuo, una comunidad regida por el matriarcado localizada en el sudoeste de China, a los pies del Himalaya. A mi me encantó conocer los rasgos culturales de este grupo.

El aislamiento de la región ha permitido que el sistema del matriarcado surgiera y se mantuviera, incluso en tiempos del comunismo. Me fascina pensar que todavía existen grupos como los Mosuo.

Tienen una organización social muy distinta, en cuyas tradiciones se destaca la inexistencia del matrimonio. No existen maridos. La vida social es armoniosa y si algo ocurre, pueden buscar a otra pareja. La propiedad pasa de madres a hijas y son las mujeres las que toman las decisiones importantes. Los hombres colaboran en las tareas pesadas del campo pero son las mujeres las que asumen lo demás. El grupo familiar está formado por una mujer, sus hijos, su madre, sus hermanos, sus hermanas y los hijos de esas hermanas. No existe la figura del padre y el tío materno es quien asume la figura masculina en relación a los niños.

Cuando cumple trece años, la mujer Mosuo recibe la llave de su propia habitación y, a partir de ese momento, puede tener relaciones sexuales con los hombres que quiera. La mujer que tiene una unión libre no es mal vista en su comunidad. Los encuentros se realizan a partir del anochecer y los hombres vuelven a sus casas maternas antes del amanecer. Cuando hay hijos, son adoptados por la madre. Hay quien dice que los hombres se vuelven irresponsables. Yo no diría eso. Lo que pasa es que trabajan para sus hermanas.

Los hombres y mujeres nunca viven juntos. A mi modo de ver, el vivir diario termina en peleas y separación. No los unen el dinero ni los hijos. No se sienten parte de la misma familia. Se mantienen juntos solo por el afecto. Así que cuando este desaparece, nada los une y se separan.

En los años 70, después de la revolución cultural, se intentó imponer el matrimonio y la monogamia pero las tradiciones culturales de los Mosuo se mantuvieron. Sin embargo, es necesario reflexionar sobre cuánto las nuevas rutas comerciales, las carreteras y el turismo modificaron el aislamiento y las tradiciones de los Mosuo.

Me sienta fatal que los turistas no respeten sus tradiciones. Quieren satisfacer sus fantasías sexuales con las jóvenes Mosuo, sin percibir el contexto en que ellas viven. No comprenden que la unión libre no es sinónimo de libertinaje ni de libertad sexual desreglada. Por otra parte, muchas jóvenes Mosuo son llevadas, por varios motivos, a la prostitución, contribuyendo al mal comportamiento de los turistas.

Saionara Mendes 

En principio me encantó saber que es posible vivir en una organización femenina con esa división de tareas en paz y con felicidad. ¡Es fantástico! Me fascina esa sociedad femenina ya que no se distancian de sus hijos, forman una familia de sangre y la mantienen unida.

La figura paterna no tiene un papel importante, pues los padres no conviven con sus hijos. Viven en las casas de sus madres con sus hermanas, hermanos y sus sobrinos.

Las chicas cuando cumplen trece años pasan a llevar un vestido de mujer y así son consideradas mujeres.

Es normal que los hombres visiten a las mujeres por la noche y temprano vuelvan para sus casas. Cada relación dura el tiempo deseado. Pienso, ¿cómo no se enamoran y no sufren cuando el otro no le desea?, ¿no sienten celos? Además, cada uno puede mantener relaciones con más de un compañero. Después de los años 60, con el comunismo, la civilización Mosuo pasó a ser considerada promiscua, pero con el tiempo volvió a ser aceptada.

Un sitio precioso y con su civilización diferente pasó a atraer el turismo. Las personas pensaban que el sexo libre defendido por los Mosuo era una práctica sin reglas. Tanto los hombres como las mujeres se sintieron mal con la visión y el comportamiento equivocados de los turistas.
Creo que lo que pasa es que los turistas no están preparados para entender el modo de vida tan diferente de los Mosuo. Aunque los turistas no estén de acuerdo deberían respetar esa civilización antigua, pues están en sus tierras y en contacto con sus costumbres. Ese antiguo modo de vida sobrevivió por tanto tiempo, con tanta felicidad y ahora está próxima al fin y quizá abocada a ser conocida o recordada solamente en los libros de la historia de la humanidad.

Los Mosuo fueron seducidos por la nueva realidad traída por sus visitantes. En la actualidad hay pocos que persisten en las tradiciones. La civilización moderna y los medios de comunicación son muy poderosos.


Márcia Andréa dos Santos Paz

Me encanta la sociedad Mosuo, es una sociedad matriarcal, son las mujeres quienes ocupan los principales puestos y son responsables de todas las decisiones incluso en la hora del sexo.

Me fascina la cultura Mosuo, es una cultura diferente a la que estamos acostumbrados. No hay contrato matrimonial, ellos viven una unión libre. Cuando una mujer y un hombre se corresponden mantienen una relación que puede durar veinte años o días con cada uno viviendo en su casa. Los encuentros ocurren por la noche y cuando ellos sienten deseo. Si el amor acaba, se separan y están libres para vivir otras relaciones.

A los trece años las chicas son sometidas a un ritual que las convierte en adultas preparadas para tener relaciones sexuales.

Los hijos de las relaciones Mosuo son criados siempre por las mujeres. No existe la palabra padre y, en algunos casos, se desconoce quiénes son los padres de sus hijos.

Sin embargo, los hombres no son tratados como personas inferiores, son amados, respetados y criados con cariño por las madres y cuando crecen ayudan en la crianza de los niños de sus hermanas, son los tíos que representan la figura paterna.

A mi modo de ver es una cultura que tiene que ser respetada como cualquier otra. Los Mosuo quieren respeto por su forma libre de vivir. No hay cobranzas y tampoco disputas. Para ellos es una forma de vida feliz y sin compromiso.

El turismo es bueno para el desarrollo de la población Mosuo, pero es una amenaza. Muchos turistas son atrevidos y buscan realizar sus fantasías sexuales, piensan que el modo de vida de los Mosuo es pervertido y no comprenden que es una tradición.

Al final, con tantos turistas, ¿cómo mantener la tradición?


Los Mosuo: Libertad sexual | Raul Espert


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