lunes, 19 de marzo de 2012

El carnaval de Sapucaí desde dentro

Bianca Stamato

Preparándome para el desfile
Soy una “carioca da gema” (carioca de pura cepa) como se dice por aquí, pues nací y siempre viví en Río. Pero esta ciudad, internacionalmente conocida por la samba y el carnaval, nunca me pareció tan maravillosa como la cantan. La veo como una hermosa urbe que, desgraciadamente, está vilipendiada por su propia población. Los cariocas se ufanan de la ciudad en la que viven pero no la respetan. La verdad está mejor retratada en el estribillo de la canción de Fernanda Abreu: “Río 40 grados, ciudad maravilla, purgatorio de la belleza y del caos”.

Por eso, siempre me sentí un poco aislada, ya que los cariocas típicos, que van religiosamente a la playa todos los domingos y aman el carnaval incondicionalmente, no osan criticar algunas de nuestras costumbres. Ellos son un pueblo de optimistas y yo, al revés,  soy una aguafiestas que estropea la diversión ajena con mi pesimismo o, por lo menos, con mi desconfianza de que no todo es la octava maravilla  del mundo.

La idea de ponerme un disfraz y celebrar la vida sin cualquier motivo me resultaba absurda, así que nunca había comprendido el carnaval, la fiesta carioca por excelencia. El “Sambódromo”, para mí, representaba la quintaesencia de la alienación del pueblo, que durante el carnaval se olvida de su condición desfavorable para divertir a los más ricos. Siempre me pregunté cómo aquellos que más sufren en la vida pueden experimentar tanta felicidad.

Desfilar en la Avenida Marquês de Sapucaí era algo inimaginable en mi vida, hasta que pasé por un período de profunda tristeza el año pasado. El padecimiento cambió totalmente mi perspectiva ante la vida y, consecuentemente, mi mirada sobre el carnaval; la tristeza no solo no anula la alegría sino que la refuerza. Uno debe reírse de sí mismo y de sus tragedias para que la vida sea soportable. A veces tenemos que hacer el payaso, bromeando con todo. La locura no está en celebrar el simple hecho de vivir sino en recusarse a hacerlo.

El carnaval significa justamente la oportunidad de olvidarse de la realidad y de sustituirla por la fantasía, la alegría y la payasada. Terminada la fiesta, todos volvemos a nuestras vidas llenas de sueños, deberes y frustraciones. Durante el carnaval nos podemos disfrazar y cambiar de vida, de sexo, de amor y de clase social; el peón se hace rey y Pierrot tiene el amor de Colombina.

Doña Ivone Lara
Y es así que, sin pensarlo mucho, decidí desfilar este año en la escuela de samba Império Serrano. Me enamoré de la samba enredo, que habla de Doña Ivone Lara, sambista que forma parte de la vieja guardia de aquella “escuela” de samba. La canción, que halaga a todas las mujeres, emocionó a todos y levantó al público en Sapucaí a las  cinco y pico de la madrugada del domingo de carnaval.

Antes del desfile, asistí a los ensayos en el barrio de Madureira y la alegría de la batería, apodada merecidamente sinfónica, me contagió. En medio de los “agogôs, bumbos y cuícas” mi corazón no se quedó indiferente a la samba, que late intensamente como la propia vida.

Escudo de la "escuela" Império Serrano
En el día del desfile, me pinté las uñas con el color verde de Imperio Serrano y me puse radiante para defender a mi “escuela de samba” junto a mi marido y amigos. A la una de la mañana salimos de mi piso y tomamos el metro hacia Sapucaí. La fiesta ya empezó en la estación, pues había una muchedumbre de disfrazados yendo y volviendo del sambódromo. Era una escena surreal, en la que seres coloridos e irreales afrontaban el calor de una noche de verano para brillar anónimamente en la Avenida.

Ni la espera de más de tres horas de concentración en plena Avenida Presidente Vargas ni el peso de mi fantasía, toda negra y dorada, me descorazonaron. Cuando entré en la Avenida, cantando la samba y saltando de alegría, finalmente comprendí el carnaval: no hay que explicarlo racionalmente sino sentirlo. El desfile es toda una vivencia que difícilmente puede ser traducida en palabras ni en tesis. Es un momento de pura magia, muy lejos de la realidad pero muy cerca del corazón. Desde dentro de la Sapucaí vi a la gente sencilla hacerse rey y reina; vi a la gente pobre volverse muy rica y a la gente fea ponerse bonita. Yo que ya estaba un buen rato mal con la vida me convertí en alegría.

Es verdad que después del Miércoles de Ceniza todo volvió a lo que era antes y el Império Serrano, a pesar de ganar el galardón “Estandarte de Ouro”, no fue promovido al Grupo Especial. Pero esto es tema para un reportaje a ser escrito por la vieja Bianca pesimista de siempre.

19 comentarios:

  1. Bianca, tu crónica sobre tu experiencia de desfilar este año enSapucaí me ha encantado. Como no soy carioca (de nacimiento) a veces me cuesta trabajo entender la fiesta, lo que surge de emoción en esos días. Tú lo explicas muy bien y haces que comprendamos la fuerza de esa tradición que se vive tan intensamente, sobre todo, entre los que menos tienen. ¡Gracias por tu texto!

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    1. Estoy muy contenta de formar parte del grupo de los insistentes. Gracias por el comentario.

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  2. ¡Felicitaciones Bianca! Me gustó mucho el artículo. ¡El año que viene Los Insistentes en la Marques de Sapucaí!

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    1. ¡Seguro que sí! Incluso podemos crear el bloque de los insistentes y amigos.

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  3. ¡Enhorabuena Bianca! Tu crónica me hace viajar por la magia del Carnaval. Creo que no es una pesimista. Pesimistas no viven tan intensamente las oportunidades que la vida ofrece. Estoy de acuerdo con Herbet… ¡El año que viene Los Insistentes en la Marques de Sapucaí!

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    1. Muchas Gracias por tus palavras Karen. ¡Que vengan más oportunidades para que posamos ser felices!

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  4. ¡¡A la Avenida!!! Insistentes, ¿os imagináis cuál puede ser nuestra "fantasía"?
    Cualquiera será perfecta... ¡somos tan guapos! Y quién sabe si nuestros lectores también querrán desfilar con nosotros... Gracias al texto de Bianca entiendo más la razón de esa misteriosa energía que nace y muere en Sapucaí y que nos renueva por dentro: la búsqueda de la alegría. Bianca, ¿conoces el poema de Benedetti "Defensa de la alegría"?
    http://www.poesia-inter.net/mbap083.htm
    No dejes de leerlo, Bianca, ( y todos lso que estéis leyendo este 'post').
    Creo que Karen tiene muchísima razón. La alegría no es estar tontamente alegre...

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  5. Por si no conseguir llegar al poema de Benedetti, os lo dejo aquí:

    DEFENSA DE LA ALEGRÍA

    a trini

    Defender la alegría como una trinchera
    defenderla del escándalo y la rutina
    de la miseria y los miserables
    de las ausencias transitorias
    y las definitivas

    defender la alegría como un principio
    defenderla del pasmo y las pesadillas
    de los neutrales y de los neutrones
    de las dulces infamias
    y los graves diagnósticos

    defender la alegría como una bandera
    defenderla del rayo y la melancolía
    de los ingenuos y de los canallas
    de la retórica y los paros cardiacos
    de las endemias y las academias

    defender la alegría como un destino
    defenderla del fuego y de los bomberos
    de los suicidas y los homicidas
    de las vacaciones y del agobio
    de la obligación de estar alegres

    defender la alegría como una certeza
    defenderla del óxido y la roña
    de la famosa pátina del tiempo
    del relente y del oportunismo
    de los proxenetas de la risa

    defender la alegría como un derecho
    defenderla de dios y del invierno
    de las mayúsculas y de la muerte
    de los apellidos y las lástimas
    del azar
    y también de la alegría

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    1. Querida Belén, te agradezco por este regalo. Me encantó el poema de Benedetti.

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    2. claro, la "fantiasia" es lo que menos importa

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  6. Qué bonito tu artículo, Bianca. Me ha conmovido tu esfuerzo por salir en busca de la alegría, que a veces no viene sola, ¿verdad? Alguien dijo una vez que "nada necesita menos esfuerzo que estar triste" y yo creo que es verdad. Es que la alegría es un acto voluntario, no siempre llueve del cielo. Podíamos ser un poco "voluntarios" de la alegría, "forjadores" de sueños, aunque sea por un día. Supongo que eso, entre otras muchas cosas, es el carnaval. Yo soy muy sosa para disfrazarme, no tengo arte para eso. Pero tal vez es que debería esforzarme más, :-). En cuanto al poema, no podías haber elegido uno mejor como corolario al artículo de Bianca y como elogio de la alegría, Belén. Una vez más, gracias,insistentes, desde el otro lado del charco, donde, en el momento actual, no es que abunden los motivos "objetivos" de alegría, pero, si uno los busca, los encuentra, y , a veces, más cerca de lo que creemos.

    Un beso, insistentes, perseverantes e infatigables defensores de la alegría.

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  7. Victoria, me encantó la idea de ser una "voluntaria" de la alegría. Yo también me creía muy sosa para ponerme disfrazes, pero ahora estoy segura de que no es necesario tanto esfuerzo. Basta un poquito de osadía para abandonar la autocrítica. Muchísimas gracias por tu comentario.

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  8. Con el texto de Bianca me recordé de Don Quijote, de Cervantes, (vete a saber por qué):" Unas veces huían sin saber de quién y otras esperaban sin saber a quién".
    Quizá en:"muy lejos de la realidad" y "para defender a mi escula", yo vislumbré algo de quijotesco (idealista, soñador, caballeroso), pero, como ...

    "En los ánimos encogidos nunca tuvo lugar la buena dicha".
    Miguel de Cervantes

    Defendamos la alegría como un derecho!

    Bianca, gracias por tu receta de alegría.

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  9. Claro, la "fantasia" es un detalle

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  10. ¡Muchas gracias a todos por los comentarios amables! Vuestros comentarios me estimulan a seguir escribiendo. Saludos desde Brasil.

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  11. Pies, siga escribiendo, Bianca. Fue un placer leerte.

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  12. El texto de Bianca me encantó, suena muy poético y de mucha sensibilidad. Pero, como una apasionada por Rio de Janeiro, me gustaría destacar algunos aspectos de esa ciudad y de sus ciudadanos que a Bianca le causan enfado y que a mi me causan admiración: la riqueza cultural, fruto de la mezcla de clases sociales, de gente de distintas provincias de Brasil, distintos orígenes, distintos países, distintas generaciones. Todos viviendo muy cerca, favorecidos por la naturaleza y por el clima de la ciudad. En Río hay mucha diversión al aire libre por la que no se paga nada. Hay también una cultura de los “botecos” (bares muy sencillos y populares), de las playas, de las plazas, de las calles; etc. Todo eso favorece la convivencia, la mezcla. Eso que Bianca sintió en el Carnaval pasa, en un grado más pequeño, todo el tiempo en Río, lo que es maravilloso.

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  13. Hola :) Me gustó mucho tu relato sobre esa gran experiencia del carnaval, como comentan arriba suena tan poético, que uno con alma musical se pone a soñar que se puede llegar muy lejos....tan lejos como un día vivir esa experiencia y como dices regresar a la cotidianeidad con más esperanzas y energía para afrontar la vida misma. Ojalá algún día también pueda desfilar en la Sapucaí y sentir mi corazón vibrando al ritmo de un hermoso samba-enredo, dejando parte de mi ser en una escuela.

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