jueves, 4 de octubre de 2012

Poesías desde el corazón


                                                                         Vinicius Mothé Maia


Vine a vivir a Río de Janeiro un día después de mi nacimiento del otro lado de la bahía. Me licencié en Administración por la Universidad Federal del Río de Janeiro. Actualmente estoy en el último semestre de la maestría en finanzas y pienso acerca de convertirme en un maestro. Empecé a pensar sobre esta posibilidad durante la facultad, cuando entré a formar parte de un proyecto social para dar clases extras a los alumnos que estaban con un mal rendimiento en la escuela pública. Me encantó ayudar esos niños a aprender matemáticas. Después, participé en un grupo de investigación durante un año y fui ayudante de diversas materias en la facultad. Esas experiencias despertaron mi interés por la carrera de maestro.


La motivación para escribir el poema Autorretrato vino de la contradicción que convive dentro de la ciudad de Río. Esas contradicciones que son tan claras entre las regiones, donde es posible ver lo urbano y lo rural, la alegría y la tristeza, el trabajo y las fiestas.

En la primera y última parte del poema, la ciudad nos cuenta sus pensamientos. En el medio es posible ver algunas de las facetas de esa ciudad, como la riqueza y la pobreza.

Esa pobreza que habita la ciudad que motivó el segundo poema sobre los Excluidos y su único derecho que es el de soñar con días mejores que nunca llegarán. Un destino cruel que muchos no perciben, manteniéndose en la oscuridad de su sueño de riqueza.



Autorretrato

Siempre que me veo en el espejo,
miro lo urbano que afanó lo rural,
con ojos alegres y semblante triste,
veo mis facetas quiméricas.

Si miro al norte, allí están los pingüinos,
que en realidad son hormigas,
debajo del sol de vidrio y cemento.
Si miro al sur, siento el calor del ritmo,
escucho un sonido helado,
bebo una cerveza de verano.
Si miro al este, reconozco unos pocos,
encima de su vasta riqueza,
durmiendo aislados en sus castillos.
Si miro al oeste, observo una gigante colonia,
mis tan sufridos engranajes,
olvidados por mi cerebro, pero no por mis ojos.

A pesar de sus diferencias, me encantan mis células,
pues llenos de temores, repletos de contradicciones,
son mis mayores amantes, mis mayores críticos,
pesimistas por naturaleza y optimistas por convicción.

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Para los excluidos



Sobre mí
Los sueños caminan juntos con la desgracia
Aceptando mis normas
Protegiendo a los que no me tocan,
Aislando a los descalzados

A unos se les permite todo
Se les permite dormir
Se les permite comer
Se les permite estudiar
Se les permite vivir

Incluso la música se toma de los otros
A esos, se les permite soñar
Soñar con un día
Día en el que nunca suene la campana
Solo la desgracia bate la casa

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Solitud

Creo que soy mal interpretada
Pues unos me detestan
No soportan oír mi sonido
Otros me aprovechan para reflejar
Tiran un tiempo por la ventana


Solo que yo, no existo
Sino en estas pocas líneas
Eso porque tu alrededor te llama
Sea la naturaleza con su canto de serena
Sea lo urbano con su gemido melancólico


Solo te cuesta oír
Si a pesar de todo  no me crees
Puedo existir para hacerte compañía
Pero poco te diré
                                                              Solo esas pocas palabras

2 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena! Que los sueños nos lleven a diferentes sitios y que nos permitan mirar en todas la direcciones.

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  2. Que los sueños no permanezcan como sueños para siempre.

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