Daniella Wagner
Un hombre que escogió el camino del perdón y de la reconciliación y consiguió unir a un pueblo dividido durante tantos años por el odio y la indiferencia.
Un hombre que, tras pasar 27 años preso por su lucha en contra del apartheid, es elegido presidente de Sudáfrica y empieza a construir una nación rechazando todo intento de venganza hacia aquellos que lo habían perseguido.
Un hombre que vislumbra la posibilidad de unir a su pueblo alrededor de Springboks, un equipo que se convertiría en la selección nacional de rugby, el popular deporte de los británicos, sus antiguos opresores.
Su plan parece una tontería ya que ese equipo había representado la parte blanca y racista de Sudáfrica (solo tenía un jugador negro) y sus seguidores eran los partidarios de la supremacía blanca y del apartheid. Pero este hombre sabe lo que quiere y sabe como hacerlo.
Esta es la historia de Invictus (*), película de Clint Eastwood, con Morgan Freeman interpretando a Nelson Mandela y Matt Damon en el papel de François Pienaar, el capitán del equipo.
En vez de apoyar la idea de quitar la insignia, cambiar los colores del uniforme y hasta el nombre de Springboks, – como querían algunos de los negros que con Mandela llegaron al poder –, Madiba, (el nombre de clan de Mandela y como es cariñosamente llamado por su pueblo), se dedica personalmente a aumentar la popularidad del deporte junto a los africanos.
Invita a un té al capitán Pienaar y le pregunta cómo incentiva a sus hombres antes de un juego. Ante el liderazgo poco inspirador del capitán, Mandela se acuerda de que en la cárcel encontraba inspiración en un poema victoriano cuando las cosas se ponían muy feas: “Necesitamos inspiración, François. Porque para construir nuestra nación todos debemos exceder nuestras propias expectativas”.
Después de esta conversación, se produce un cambio de estrategia: a los atletas se les pide que dediquen algunas horas a enseñar el deporte y sus reglas a ninõs de comunidades pobres, además de entrenarse.
Los cambios logran unir a la población. Y es con este espíritu, animado por el apoyo conquistado, que el equipo mejora su potencial y llega a la Final de la Copa Mundial de Rugby, venciendo a un fuerte adversario después de un dificilísimo partido.
Al conmemorar el hecho, con una multitud exultante no solo dentro del estadio sino también en todo el país, François es entrevistado por un reportero que comenta la importancia del apoyo de los 63 mil sudafricanos presentes en la victoria.
El capitán, sin titubear, le contesta: “No tuvimos el apoyo de 63 mil sudafricanos, sino de 43 millones de sudafricanos.”
En medio de una gran ovación de negros y blancos, Mandela entra en campo para entregarle la copa a François, agradeciéndole lo que hiciera por el país. Una vez más, el capitán demuestra haber aprendido las lecciones de Madiba: “No, señor presidente, gracias por lo que hizo usted por el país.”
Sin duda, una película emocionante que nos permite acompañar el recorrido de Nelson Mandela, este hombre paciente y determinado que aceptó su destino con serenidad e ilusión, esperando la hora justa de tomar las riendas de su vida y reconducir a su pueblo rumbo a un sentimiento de autoestima y reconciliación con su historia…
…Y que jamás se ha olvidado de la inspiración del poema Invictus, repetido como si fuera un mantra: “Le doy gracias a los dioses por mi alma invencible. Yo soy el amo de mi destino. Yo soy el capitán de mi alma.”
(*) La película es basada en el libro El factor humano, de John Carlin, que relata esta historia real.
Gracias por escribir sobre uno de los seres más iluminados que ha dado la Humanidad. La película me encantó, porque sabe medir, con un porcentaje justo, la realidad y la poesía de aquel momento y de Mandela. ¡Ojalá nos inspiráramos más en Madiba para solucionar todos los problemas que tiene el Planeta!
ResponderEliminar¡Su vida es realmente fascinante! Un amigo mío me ha recomendado "El legado de Nelson Mandela: 15 enseñanzas sobre la vida, el amor y el valor", de Richard Stengel. El propio Mandela acaba de lanzar "Conversaciones conmigo mismo", con prólogo de Barack Obama, reunindo cartas escritas en la cárcel. Los dos libros, que me parecen muy interesantes, ya está publicados también en portugués.
ResponderEliminarDany, gracias por escribir sobre uno de los hombres más duros, persistentes y la victoria a su destino.
ResponderEliminarBjs,
Tadeu
De facto, Tadeu, Nelson Mandela es realmente un ejemplo a ser seguido.
ResponderEliminar