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martes, 19 de febrero de 2019

Dos poemas de Dani Rodrigues

La autora: Dani Rodrigues


Me llamo Dani y soy alumna del proyecto Español Para Todxs en una comunidad de Rio de Janeiro. 

A mí me encanta escribir y poner en el papel lo que hay de más secreto en mí. 

Pienso que escribir es una de las maneras más ricas de existir.



Edad


La gente intenta parecer tranquila
Mientras los árboles se chocan
Contra la ventana húmeda y resbaladiza
El viento revuelto golpea las costillas frías
Y ya no hay manta que caliente
Los huesos antiguos que protegen

Las arterias sensibles de mi corazón
Ya estoy vieja y triste
Y la casa parece enorme
Aunque para alguien de alma grande
Ya estoy débil y delgada
Y a mi alrededor los retratos
Que adornan la pared me observan
Y me dicen “Te avisé”
“Te avisé, pero no quisiste oír”
Y me duele la espalda y el pecho
Por saber que sí, tienen razón
Yo no sabía cultivar las flores rojitas
De mi jardín semi muerto
Pero ahora ya se murieron
Y no hay nada que hacer
Bebí el último jugo que había
Y las visitas que me hacían
Me fueron robadas y sin que me diera cuenta
Ya pasó la hora
No viene nadie más
La edad llega hasta los ricos
Y con la edad se va la fuerza
Y con la vida se van los amores
Los más afortunados se quedan con la familia
Yo, me quedo con los recuerdos
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jueves, 24 de marzo de 2016

El Quijote llega a Río

                                                                                                                  Por Paulo Henrique Andrade

Habiendo sido expulsado de España, Don Quijote fue colocado en un navio que partía hacia Sudamérica. Él se quedó inicialmente contrariado, pero luego empezó a delirar con los rayos y las tormentas del océano. Veía fantasmas y otras cosas fantásticas. Una noche hizo un gesto con las manos como si quisiera derribar paredes imaginarias o mover molinos de viento.
A pesar de sus delirios y de las tormentas, el viaje transcurrió sin problemas, y en seguida nuestro héroe se puso compulsivamente a leer.
Leía día y noche, hasta sudar litros de agua.
A él le gustaban los libros de filosofia y teatro de la Grecia Antigua, además de los clásicos de la literatura china, persa y árabe.
En resumen, se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio.
Y entonces se quedó al mismo tiempo loco y eufórico. Quería llegar a Buenos Aires, pero la embarcación naufragó cerca de la Bahía de Guanabara. Asustado, nadó hasta la costa y así descubrió Río de Janeiro, esta fabullosa ciudad perdida que parecía flotar entre la floresta, las montañas y el mar.
Desnudo a causa del naufrágio, fue cercado por una tribo de indios tupis, que estaban también practicamente desnudos. Llevado al cacique, luego se enamoró de su joven hija, que era muy guapa, y con la cual se casó dos meses después. El matrimonio tomó lugar en las arenas de una playa muy linda, y seguió las costumbres tradicionales tupis.No hablaba una palabra del idioma tupi, pero loco como estaba, luego concluyó que el amor es una lengua universal... Además, comenzó a aprender unas frases tupis con los indios y a enseñarles algunas en español. Fue entonces que descubrió que una guerra entre los indios y los portugueses ya estaba siendo preparada... Explicó a los indios que podría entender gran parte del idioma portugués, que era muy parecido al español, y así fue encargado con la tarea de traductor oficial, para el caso en que fuesen capturados.Pasadas dos semanas, empezó la batalla. Fue una verdadera masacre contra los indios, debido a la superioridad de los armamentos lusitanos. Casi todos murieron. Sin embargo, Quijote logró escapar con su amada. Más tarde se entregó a las autoridades portuguesas presentándose como un noble español y escritor en viaje de inspiración literaria que había sido capturado de manera accidental por los tupis.
Creyendo que se trataba de un legítimo noble español, el comandante portugués le regaló a Quijote nuevas ropas muy finas y suntuosas, y le ofreció a él y a su joven esposa un cuarto en su propia casa.
"¡Un milagro!" - pensó el loco caballero.
A partir de ahí, se puso a escribir compulsivamente: cuentos, poesías, romances, leyendas y historias infantiles. Escribía hasta que las manos se le estremecían y sus ojos giraban en sus órbitas.
Para disgusto de su esposa, no se duchaba, no dormía, casi no comía. Entraba en delirios creativos y no conseguía parar.
La locura volvía una vez más a Quijote, pero eso es una otra historia...

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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Momentos



Por Josemar Veloso Moitinho
 
I – Vivo de pasiones.
Cuando están dormidas me marchito cual flor que ya no quiere seguir encantando.

II – Yo llevo el alma en pena como los artistas,  los poetas y quizá los locos.    Inquietud y desdicha me afloran y casi me ponen enferma. 


       Expresarse a través de las palabras es una dádiva concedida a algunas personas que se sienten incompletas, pendientes de algo... Como dijo Gabriel García Márquez en su discurso de aceptación del premio Nobel 1982 “Ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir”.

III -  He descubierto una nueva pasión. Las palabras brotan de mis pensamientos para mis manos como se fueran libélulas relucientes y coloridas que se quedaron volando en mi mente por mucho tiempo. No sé como pude vivir sin ellas, aprisionándolas en mi pecho....¡Por eso he sufrido tanto! Ahora están por todas partes. Cuando camino por las calles, mirando el mar, observando a las personas en sus individualidades. Hay tantas cosas para decir que no sé cómo voy a convivir con esa fiebre que me quema los dedos. Pues,¡ya está! Quiero acogerla y agradarla! ¡Escribir me encanta!
   
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viernes, 2 de octubre de 2015

UN CUENTO IMPROBABLE




Desde su hacienda en un pueblo de Asturias el capitán Jonás de Aquino controla no solo todo lo que pasa con la siembra y la cosecha del maíz, sino también a sus tres hijas. Es un hombre de poco hablar y mucho hacer. Cuando se murió su mujer las niñas eran muy pequeñas. Alto, fuerte, pelo negro, ojos castaño oscuros, es un poco rudo y no le gusta la gente de fuera de sus cercanías. Cuida a las niñas con mucho cariño, pero con rigor. Isabel, la mayor, es muy amable, el mes pasado cumplió 17 años. Soledad tiene 16 años, es una chica muy guapa, vive en las nubes,  es romántica y soñadora.   Actualmente es la mayor preocupación de su padre. La hija menor tiene apenas 12 años y solo piensa en jugar, lista, sonríe de todo y no hace caso de quien no la aprecia.
Soledad, Sole, como la llaman sus amigos, desde niña suele apartarse de las personas para imaginarse en otros lugares, en épocas lejanas, viviendo con la realeza. Todos los días ve la serie de televisión “Los caballeros  medievales”, para disgusto de su padre. Ya ha leído todas las obras de teatro de Lope de Vega, su autor preferido. Un día buscó en las tiendas de ropas de época trajes y aparatos antiguos.  Y un domingo cualquiera cometió el disparate de vestirse con lo que había comprado en el Bazar de artesanía de los Robles, familia tradicional que posee un comercio poco rentable porque a las personas que viven en la zona rural no les hace falta vestirse a la moda o cualquier otra tontería.  Así pues, Sole fue a la misa vestida a lo dama antigua. Últimamente está leyendo la novela “Don Quijote de la Mancha”, y nadie ni nada se la quita de la cabeza. 
A Sole le encantó la idea de ser la “Dulcinea” de alguien.
La vida en el pueblo siguió plácida y tranquila hasta que llegó una compañía de teatro. Todos querían ver la obra que se representaba. Decían que era fascinante.  
Las chicas del capitán también deseaban verla, pero él no les hacía caso. Hasta que Sole deliberadamente tomó la decisión de ponerse de acuerdo con el protagonista del libro de Cervantes que “en resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”.
Jonás  no quería perder la autoridad delante de sus hijas pero tampoco podía aceptar que Sole enfermara: no sabía qué hacer.
Serafín pertenece al grupo de teatro y se enteró, a través del periódico local, de lo que le había ocurrido a Sole, que se pasaba los días leyendo y las noches en vela sin querer ver a nadie, Por eso tomó la decisión de visitarla, movido por la  curiosidad. Además quería ofrecer ayuda a la familia y a Sole. Él es un hombre sensible, elegante y de buena familia. No está casado todavía.
 Al día siguiente se presentó en casa de Sole y a su padre no le quedó más remedio que permitir la presencia de un extraño en su casa. Cuando él la miró, se dio cuenta de que aquellos brillantes ojos azules le hablaban de una vida que no había vivido hasta ese instante. A los 35 años nadie le había causado tamaño efecto.  Sintió como si se le hubiera encendido todo su cuerpo, y no le quitaba ojo de encima. Ella, por su parte, parecía ajena a todo por culpa de la debilidad…, y no le hizo caso. Él volvió a aquella casa a diario por dos semanas, pero aun así ella no reaccionaba.  
Pensó en una forma de sacarla de ese lío en el cual ella se había metido. E inspirándose en el espíritu de D. Quijote, dijo: -Yo soy un artista,  puedo ser lo que quiera. 
En ese momento, se puso el traje medieval, con visera, babera, peto, manopla, rodillera, greba, espuelas, celada, y todo lo más que pudo, cogió un caballo en préstamo, y se fue a buscar a su amada. Sole todavía estaba confusa, pero se dio cuenta, finalmente, de que su gentil caballero había venido a rescatarla.

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miércoles, 1 de abril de 2015

Volver a Paquetá

 Por Celina Doin

         Durante los primeros años de mi vida pasé casi todos los festivos y vacaciones con mi familia en la Isla de Paquetá, en una casita alquilada diminuta, donde por milagro cabíamos todos apiñados, verdadero corazón de madre.
          Para mí, fueron años muy felices, de libertad y juegos en las calles peatonales.
         
         Después de mi sexto cumpleaños la familia decidió cambiar el destino de vacaciones y no volví más a Paquetá hasta que, el año pasado, fui con mi marido y mis amigos para fotografiar la isla.

         Es esta experiencia emotiva, de volver a Paquetá después de casi cuarenta años, que quiero compartir con vosotros.

         Espero que lo desfrutéis.


En la barca de los recuerdos
De mi infancia de ensueño,
Ingreso atenta a todos los tesoros 
Guardados en la máquina del tiempo.

Como si el reloj volviera hacia atrás
Al ritmo de las olas del mar,
La mirada curiosa de la niña
Se pone a captar todo lo que hay.

Me emociono al percibir, casi por acaso,
Que en la escalera de la nave, que tanto me costaba vencer,
No se detienen las largas piernas
Que ahora me llevan por este camino.

La música monótona del motor, que toca sin parar,
No ofusca los cánticos felices de las vacaciones en familia,
Que de un escondite de la memoria remota
Mis oídos insisten en rescatar.

Siento, como si fuera hoy, en mis manos curiosas
Mi tapiz de lana colorida y suave,
Que bordaba orgullosamente durante todos los viajes
Siguiendo el ejemplo de mis hermanas mayores.

Solo después de mucho tiempo
Supe que mi madre, que no tenía cómo darme una tela nueva en cada viaje,
Por las noches deshacía mis infantiles puntos
Para que nunca tuviera que parar de jugar.

Después de décadas sin reposar los pies en esta tierra firme,
Creyendo que no tomaba más parte en mi vida,  
Percibo la barca atracando y me veo mirando mi isla querida,
Como si nunca la hubiera dejado de visitar.


Mientras todos desembarcan rápidamente y siguen sus caminos sin vacilar,
Me quedo un rato apreciando el olor a tierra mojada y caballo,
Que despierta muchas emociones de mi niñez
Que jamás pensé que pudiera de nuevo recordar.

El árbol gigante en medio de la calle y los flamboyants coloridos y perfumados,
Las estatuas de peces de la plaza, los coches de caballos y las bicis juguetonas,
La pequeña casita alquilada testimonio de tanta aventura y la plantación de lombriz de tierra,
Los días divertidos sin reloj ni preocupaciones y la vida llena de vida de aquellos años inocentes,
Todo me lleva para este momento que no existe más, de donde nunca querría haber salido.
 

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miércoles, 8 de octubre de 2014

La lluvia de mis ojos

Nicholas John Johnsson 




La lluvia de mis ojos
Sobre la rosa de tu pecho,
Gotean mi pesar
De años perdidos

Bebí de la leche
De sus ojos muertos

Sin amar nadie,
Anduve sin mis pies,
Encerrado en el sueño
Del olor de tu pelo

Como el sueño
De Orfeo y Eurídice

Amando todo,
Pero torturándome,
Que yo sé
Que no son tú

Que más que un amor
Es un sufrir

Me pregunto ¿por qué?
No dejo ese cuerpo sin vida
Esa alma sin tinta,
Pues que mi color fue tú.

Pues que mi vida fue tú
Pues que tú fue mi vida. 



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jueves, 24 de abril de 2014

La ciudad tomada

Cláudio Alcino dos Santos Aquino





La ciudad tomada

Se echa la vista atrás cuando a lo largo de sus calles había paz
Por el hecho de ser demasiado especial y llena de color
Ahora sufre por una ola violenta gris con dolor
Invadida por toda la realidad cortazariana
La belleza de sus sitios se perdía
Ni oración de ruego a María
por un tiempo mejor
se veía
Tic
y
tac
Le agrede
y le late el corazón
con un paso de melancolía
No hay libertad ni siquiera canción
para clamar a los dioses por sus presencias
Se le caen los últimos granos del reloj de arena
Mientras se espera un giro de muñeca de Chronos,
su cuerpo muere, sin embargo su alma jamás será tomada



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jueves, 4 de octubre de 2012

Poesías desde el corazón


                                                                         Vinicius Mothé Maia


Vine a vivir a Río de Janeiro un día después de mi nacimiento del otro lado de la bahía. Me licencié en Administración por la Universidad Federal del Río de Janeiro. Actualmente estoy en el último semestre de la maestría en finanzas y pienso acerca de convertirme en un maestro. Empecé a pensar sobre esta posibilidad durante la facultad, cuando entré a formar parte de un proyecto social para dar clases extras a los alumnos que estaban con un mal rendimiento en la escuela pública. Me encantó ayudar esos niños a aprender matemáticas. Después, participé en un grupo de investigación durante un año y fui ayudante de diversas materias en la facultad. Esas experiencias despertaron mi interés por la carrera de maestro.


La motivación para escribir el poema Autorretrato vino de la contradicción que convive dentro de la ciudad de Río. Esas contradicciones que son tan claras entre las regiones, donde es posible ver lo urbano y lo rural, la alegría y la tristeza, el trabajo y las fiestas.

En la primera y última parte del poema, la ciudad nos cuenta sus pensamientos. En el medio es posible ver algunas de las facetas de esa ciudad, como la riqueza y la pobreza.

Esa pobreza que habita la ciudad que motivó el segundo poema sobre los Excluidos y su único derecho que es el de soñar con días mejores que nunca llegarán. Un destino cruel que muchos no perciben, manteniéndose en la oscuridad de su sueño de riqueza.



Autorretrato

Siempre que me veo en el espejo,
miro lo urbano que afanó lo rural,
con ojos alegres y semblante triste,
veo mis facetas quiméricas.

Si miro al norte, allí están los pingüinos,
que en realidad son hormigas,
debajo del sol de vidrio y cemento.
Si miro al sur, siento el calor del ritmo,
escucho un sonido helado,
bebo una cerveza de verano.
Si miro al este, reconozco unos pocos,
encima de su vasta riqueza,
durmiendo aislados en sus castillos.
Si miro al oeste, observo una gigante colonia,
mis tan sufridos engranajes,
olvidados por mi cerebro, pero no por mis ojos.

A pesar de sus diferencias, me encantan mis células,
pues llenos de temores, repletos de contradicciones,
son mis mayores amantes, mis mayores críticos,
pesimistas por naturaleza y optimistas por convicción.

********************


Para los excluidos



Sobre mí
Los sueños caminan juntos con la desgracia
Aceptando mis normas
Protegiendo a los que no me tocan,
Aislando a los descalzados

A unos se les permite todo
Se les permite dormir
Se les permite comer
Se les permite estudiar
Se les permite vivir

Incluso la música se toma de los otros
A esos, se les permite soñar
Soñar con un día
Día en el que nunca suene la campana
Solo la desgracia bate la casa

*****************
 


Solitud

Creo que soy mal interpretada
Pues unos me detestan
No soportan oír mi sonido
Otros me aprovechan para reflejar
Tiran un tiempo por la ventana


Solo que yo, no existo
Sino en estas pocas líneas
Eso porque tu alrededor te llama
Sea la naturaleza con su canto de serena
Sea lo urbano con su gemido melancólico


Solo te cuesta oír
Si a pesar de todo  no me crees
Puedo existir para hacerte compañía
Pero poco te diré
                                                              Solo esas pocas palabras Leer más...

domingo, 18 de diciembre de 2011

ESCRITURA CREATIVA

Por favor, ¿quién me ayuda? (parte IV - final)
Laura Freitas

No es necesario practicar las diligencias, yo explico todo lo ocurrido. Tenía motivos para el pánico. El individuo que me preguntó si yo nunca había visto a dos amantes peleando era verdaderamente pavoroso. Os juro que era muy digno de una película de terror.


Estoy de acuerdo en que soy un poquito exagerada y un tantito ingeniosa, sí, algunas veces, raramente, soy curiosa, pero la curiosidad a mí no me llega a obsesionarme, las transgresiones, aunque pequeñas e inocentes suscitan el miedo, que es paralizante. Cuando entré en la casa de los horrores no contaba con aquellos gritos y actitudes descabelladas, justo al contrario, preparé mi espíritu para entrar en un tranquilo hostal de estudiantes y mirar una simple foto en la pared, quizá de la playa de Copacabana.

La sangre era poca, unas gotillas, caramba, sangre es sangre. El desgraciado, aterrorizante ser, sangraba por la nariz, había sido agredido a puntapiés por su truculento amante. Bueno, soy absolutamente pacifista y correcta políticamente, como ya expliqué, pero esa víctima mereció las patadas, era un grosero y por sus palabras y actitudes descalificadoras, se nota, seguramente, que es un sadomasoquista.

Pucha, nada que ver con Miguel, su amigo o amiga y sus pandillas vulgares.

La entrada disputadísima, la revendí por un buen precio delante de la taquilla donde la había comprado, - una vez que las plazas del teatro estaban agotadísimas -, a un fan de la actriz, por supuesto era un estudiante, no sé de que y no me interesa saberlo.

Los documentos, aquellos que habían armado el quilombo, los eché al canasto.

Después del magnífico espectáculo con la divina actriz, fui a cenar a Lapa, un barrio bohemio y pintoresco, lleno de historias interesantes e intrigantes, caramba, allí las escenas callejeras llenan los periódicos y el misterio de los acontecimientos mata de curiosidad a los ciudadanos comunes. La Lapa, la región del puerto y los suburbios oscuros, me encantan... Leer más...

lunes, 12 de diciembre de 2011

ESCRITURA CREATIVA

Por favor, ¿quién me ayuda? (parte III)
Laura Freitas

La calle era normal, ubicada cerca de la Universidad y como las demás calles de barrios residenciales mezclaba casas sencillas, grandes, medios y pequeños departamentos.

El número indicado tenia algo de conventillo y mucho de hostal para estudiantes nada ricos.

Paseé cinco veces delante de su puerta descolorida y abierta. La primera vez le dediqué una mirada fugaz, casi vi una fotografía. La última vez, una mirada penetrante y tranquila, puesto que el lugar me pareció pacífico.

Hace falta a la vida un poco de emoción. Odio la monotonía, por ese motivo estudio español en el Instituto Cervantes, mi profesora se llama Belén y mis compañeros son insistentes, pero realmente entré en esa casa solamente para ver si la foto que había descubierto en la pared era de la playa de Copacabana.

No di dos pasos en el ancho y largo pasillo, cuando escuché con todas las letras la palabra "homosexual" y ya me apresuraba a salir, pensando que a pesar de ser yo políticamente correcta, no quedaba bien una señora mayor en un antro de maricones, cuando un alto, gordo y sonrosado hombre salió corriendo después de haber gritado desaforadamente algo como:" te engañas si piensas que voy a sostener tu vida inmoral y escabrosa" y agregó: “se acabó la farsa”.

¿Qué cambiaría en mi vida si aquella maldita foto en aquella pared cursi de aquella tenebrosa casa fuera de Copacabana, de Ibiza o de Osama Bin Laden? ¡Absolutamente NADA!

Claro, aquel líquido rojo que escapaba bajo la puerta era tinta, allí debía de vivir un pintor, pero no existía una explicación pragmática ante algunos hechos concretos: mis pies estaban pegados al suelo, mi ropa estaba tan mojada de sudor que uno pensaría yo me había bañado en una exuberante cascada, mi boca estaba abierta y seca, mis ojos aterrorizados y me invadía un sentimiento que un filólogo nombraría: pánico.

(continúa)
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