domingo, 6 de noviembre de 2011

Declaración de libertad

Fatima Paschoal

Una de las películas que más han influido en mi vida y en mi forma de pensar el mundo es “Blade Runner”. A partir de un argumento futurista, el tema que se presenta es profundo y esencial para todos nosotros, seres que vivimos esclavizados por el fatalismo de la muerte. La presencia de la muerte nos inclina a preguntarnos: ¿Qué es la libertad? ¿Es posible vivir para siempre?

En mi opinión, la conclusión de la película es que no hay libertad total, ni para humanos  ni para “replicantes”, (robots virtualmente idénticos a los humanos que aparecen en la ficción cinematográfica). Estamos todos atados al mismo destino: nosotros, todos, tenemos un plazo de validez.

La verdad es que el tema de la vida como tiempo finito  está ahora muy presente en mí porque estoy empezando una nueva fase de mi vida: la jubilación, y me doy cuenta de que...¡hay vida después del trabajo! ¡Estoy segurísima!

A partir del momento en que llegué a esa conclusión, una ola de libertad invadió mis días y noches. La ola invadió también mis acciones y empecé a sentirme como si pudiera hacer de todo un poco. Muchos proyectos habían vivido encerrados en una oficina en la que la creatividad y la vida intelectual eran casi un sueño perdido, por lo menos  fue así durante treinta años. En el mejor de los casos, era posible conocer a una u otra persona con la que se podía charlar sobre temas más interesantes que las tareas cotidianas.

Cuando leí que nuestra libertad era una “libertad condicional”, tomé conciencia de ese hecho de forma abrupta porque esto es la más pura verdad. Me encontré una vez más reflexionando sobre mis emociones y decidí que si es por un tiempo determinado que tengo la oportunidad de aprovechar la vida, voy a aprovecharla.

En aquel momento, empecé a escribir porque junto a “Los Insistentes” creo que puedo vivir algo que dejé en el pasado: las ganas de escribir, de hacer poesía con las cosas más sencillas, de pintar cuadros y conocer a personas que, como yo, “piensan el mundo” y, seguramente, lo desean mejor.

Esto me recuerda una frase de Friedrich Nietzsche: “Si se muere el pensamiento, se muere el alma”. Como el pensamiento es totalmente libre, sigamos viviendo la libertad en su plenitud.
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